El 21 de enero, autoridades alemanas en el Aeropuerto de Düsseldorf descubrieron un cheque por trescientos millones de bolívares (aproximadamente, US$ 70 millones) en el equipaje de Tahmasb Mazaheri, antiguo jefe del banco central iraní entre 2007 y 2008, luego de arribar procedente de Turquía. El cheque fue emitido desde el Banco de Venezuela.
Al ser consultado sobre el mismo, Mazaheri declamó que el cheque le fue otorgado por el gobierno venezolano, con miras a la construcción de de diez mil unidades habitacionales
destinadas a un programa de viviendas sociales en Venezuela.
Mazaheri también se desempeña como director de un "banco internacional de desarrollo", parte del Banco Iraní para Desarrollo y Exportación (Export and Development Bank of Iran). Esta institución bancaria se encuentra registrada en Venezuela como un banco internacional, pero solo exhibe oficinas en Caracas, y ninguna tiene acceso directo al público. Tanto el Banco de Desarrollo y Exportación de Irán como el Banco de Desarrollo Internacional han sido incluídos en la lista de instituciones sancionadas por los Estados Unidos de América.
El 4 de febrero, la oposición venezolana declaró que el incidente observaba una "clara irregularidad" y exigió explicaciones de parte del gobierno de Venezuela.
El convalesciente presidente Hugo Chávez Frías ha sabido destacar la cercanía con Irán, calificándola como un "eje de unidad".
El pasado martes, el embajador iraní relató a medios venezolanos que el dinero estaba destinado a Kayson Venezuela, una firma constructora con base en Teherán que señala haber construído miles de viviendas en Venezuela en cooperación con Caracas.
Irán ha invertido en operaciones industriales y ha creado instituciones financieras en Venezuela que podrían ser empleadas para evadir sanciones de Naciones Unidas, conforme lo destacado en informes por el American Enterprise Institute (ver www.aei.org/article/foreign-and-defense-policy/regional/latin-america/hu...). Esta no es la primera vez que autoridades extranjeras sospechan de ciertas actividades realizadas por ambos países: en 2008, inspectores de aduana de Turquía interceptaron veintidós contenedores a nombre de la "fábrica de tractores" VenIran en Bolívar, Venezuela, etiquetados bajo el rótulo de "repuestos para tractores", pero que contenían químicos con potencial para ser empleados como explosivos militares.
El descubrimiento de un cheque de US$ 70 millones en las manos de un funcionario iraní de carrera, una vez más, subraya la naturaleza de los lazos entre Irán y Venezuela, así como también la necesidad de escrutinio sobre las relaciones existentes entre ambos países.
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