Además de corroborar el desplome de la derecha y el ocaso del berlusconismo, las elecciones administrativas italianas han coronado al cómico genovés Beppe Grillo como el verdadero ganador moral de esta contienda. El resultado de la formación política creada por el cómico genovés, el Movimiento 5 Estrellas, genera reacciones opuestas: algunos lo tachan de nuevo experimento populista y cuestionan su fundamento, otros vuelcan su esperanza de cambio y le invitan a proseguir. ¿Espectacular éxito o resultado volátil?
Aunque puede resultar sorprendente el resultado de la formación “antipolítica” del cómico, no debe ser infravalorado. Asimismo, su promesa de “vernos en el Parlamento” debe ser tomada en serio: su movimiento mide el pulso de la calle y parece capaz de encarnar el malestar general contra los políticos tradicionales. Como en las elecciones francesas, los electores han votado poniendo de manifiesto su profundo deseo de cambio, la pretensión a contar con algo nuevo. Por eso, los italianos parecen haber premiado a Beppe Grillo, por sus arengas contra la actual clase política italiana, por sus discursos contra los partidos tradicionales. Grillo encarna el deseo de cambio de los italianos, cabalga la insatisfacción ciudadana, utiliza Internet para hacer campaña. Aunque a veces recurre al populismo y no se le puede negar una dosis de demagogia, el humorista conoce la sociedad italiana, comprende el malestar generalizado, comparte el ostracismo contra la actual casta en el poder. Además ha sido capaz de orquestar una habilidosa campaña electoral utilizando las redes sociales, los blogs — la revista “Forbes” consideró su blog como el séptimo más importante del mundo por su seguimiento- y alguna televisión local, donde Grillo ha aparecido múltiples veces.
Se trata de un resultado muy superior al previsto, aunque cabía esperar un aumento de la “protesta ciudadana”, sabiamente canalizada por este movimiento, capaz de captar la animadversión de los italianos hacia un clase política desprestigiada, sin o con poca credibilidad. Aún así, resulta preocupante la falta de un programa político claro y propositivo, ya que más bien se encuentran propuestas de interés local y unas pocas meritorias (sanidad gratuita, energías renovables, agua pública…), junto con alguna idea muy discutible, anacrónica e irresponsable como la salida de Italia del Euro o la asunción de una postura marcadamente antieuropeísta. El Movimiento 5 Estrellas representa una novedad en el panorama político italiano, encarnando el hartazgo y hastió generalizado contra la casta. Por eso, resulta difícil augurar en que se convertirá este “voto de castigo” a favor de Grillo y en contra de una clase política considerada incapaz de representar los italianos. El Movimiento deberá evolucionar, aclarar su postura ya que resulta muy simple proclamarse “ni de centro, ni de izquierda, ni de derechas”: proponer candidatos jóvenes y “limpios” —penalmente- debe ser interpretado como un punto positivo, pero la formación debe revelar sus objetivos, explicar el camino a seguir para alcanzarlos, indicar como podrá convertir sus puntos programáticos en la práctica. El irreverente cómico tendrá que perfilar una política activa ya que su lenguaje directo, su forma de calificar a los políticos como “inmorales, mafiosos o diletantes” puede que no sea suficiente para realizar el salto cualitativo que merece la política italiana. No basta con atacar dialécticamente a los abusos de poder de la Casta, sus privilegios o los graves recortes que está exigiendo el Gobierno Monti: hacen faltas ideas, programas, integridad moral e inteligencia política. Las elecciones administrativas han confirmado que los italianos buscan una alternativa, exigen una renovación, cuestionan la vitalidad de los grandes partidos. Un movimiento que quiere cambiar Italia no puede “definirse” en contra de la política, sino más bien promotor de una nueva política, ya que, de todos modos, la antipolítica ya forma parte de la política italiana. El Movimiento debe anhelar realizar un profundo cambio político, social y económico. Cuestionar a los políticos, atacar a los privilegiados del Parlamento, indignarse por sus antecedentes penales y el cargo que ocupan resulta tan evidente que no se puede limitar a eso. Asimismo, Grillo debe evitar comentarios tan desafortunados como sostener que “las tasas son peores de la Mafia”: una comparación vil, populista y que denota tan poco conocimiento de la triste realidad del sur de Italia. Por eso, resulta oportuno invitarle a dejar de hacer el bufón —ya lo hacen los políticos profesionales…- y asumir la responsabilidad de un movimiento de renovación tan necesario como actual. Sobre todo considerando el clima que está viviendo el país, el aumento de la violencia y la conflictividad social. Se trata de ir más allá del insulto y de la provocación, superar las apelaciones demagógicos y constituir algo realmente novedoso. No debemos olvidar que en 1994, cuando Berlusconi entró en la arena política se presentaba como el homo novus, ajeno a cualquier formación política y personificación del sentimiento antipolítico de los noventa tras los escándalos de Manos Limpias. Lamentablemente, todos sabemos que pasó luego...
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