Una fuente de la Santa Sede le dijo a la agencia de noticias Ansa que “a pesar de la renuencia inicial” el entonces vicario general de Roma, el cardenal Ugo Poletti, “ante el tamaño de la suma, dio su bendición” para el entierro del polémico Enrico De Pedis, ex jefe de la conocida banda Magliana de Roma.
El dinero fue utilizado según se informó, en las misiones y para restaurar la basílica de San Apolinar, donde se enterró al mafioso junto a papas y cardenales luego de su muerte en 1990.
Las alegaciones, que el Vaticano no ha comentado, pueden explicar cómo un delincuente vilipendiado fue enterrado en ese lugar sagrado. La semana pasada, para desviar las críticas cada vez más grandes y ayudar a resolver un misterio de asesinato de hace 30 años, se supo que funcionarios del Vaticano habían decidido trasladar los restos de De Pedis de su cripta especial.
Enrico de Pedis, conocido como Renatino, dirigió en los años 80 la banda de la «Magliana», famosa por sus fechorías y crímenes. En un ajuste de cuentas con otros miembros de la banda, Renatino de Pedis fue acribillado a balazos cerca de la céntrica plaza romana de Campo de Fiori, en 1990.
Después de ser enterrado en el cementerio de Verano, fue trasladado a la basílica de San Apollinare, lugar reservado para sepultura de personajes ilustres y santos. Justo todo lo contrario que Renatino. Pero fue su mujer la que se movió para realizar ese sorprendente cambio, con la excusa de que había destinado dinero para obras de caridad.
Así lo reconoció el entonces rector de la basílica, obteniendo además la conformidad del cardenal vicario de Roma Ugo Poletti: «De Pedis ha sido un gran benefactor de los pobres», escribió el rector. Su mujer pagó 20.000 euros y, desde el 24 de abril de 1990, el jefe mafioso descansa en una capilla de la basílica.
Con el paso del tiempo, el escándalo ha ido creciendo y se ha convertido en una situación embarazosa e insostenible para el Vaticano.
En los últimos meses la polémica ha aumentado, porque en el año 2009 algunos miembros arrepentidos de la banda de la «Magliana» afirmaron que Renatino de Pedis estuvo implicado en la desaparición de Emanuela Orlandi, la hija de un empleado vaticano, desaparecida sin dejar rastro desde 1983. Su hermano se ha manifestado últimamente ante la basílica de San Apollinare pidiendo justicia.
Ante las fuertes presiones de la familia Orlandi sobre la opinión pública y las autoridades vaticanas, con la movilización incluso de algunos políticos, el Vaticano ha decidido con las autoridades italianas que los restos mortales de Renatino de Pedis hagan el camino inverso. Dentro de unos días, el jefe mafioso dejará la «indigna sepultura» en la basílica y volverá a ser enterrado en el cementerio de Verano.
El párroco de San Apollinare espera así liberarse de una pesadilla, porque cada día debe soportar a turistas y curiosos que se acercan para hacer una foto. Se habrá recuperado así la dignidad y el decoro.
Fuente: http://www.librered.net/?p=17660
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