jueves, 13 de septiembre de 2012

Francia. Bélgica. Louis Vuitton, perdiendo glamour

PARIS (Reuters).- El hombre más rico de Francia, Bernard Arnault, recibió una lluvia de críticas de los líderes del socialismo francés y de otros políticos de izquierda por su decisión de solicitar la nacionalidad belga para huir de un gravamen de 75% a los ingresos altos.
El empresario niega que pedir la nacionalidad belga sea una estrategia para reducir su pago de impuestos y justificó su decisión en razones personales y financieras, además de afirmar que seguiría tributando en Francia.
Sin embargo, sus declaraciones no lograron aplacar las críticas, especialmente en momentos en que Hollande está pidiendo a los franceses aceptar sacrificios como alzas de impuestos y un congelamiento del gasto. "Púdrete, rico cretino", tituló en su portada el diario de izquierda Liberation, con una foto de un Arnault sonriente con una valija en su mano.
Por su parte, el político izquierdista Jean-Luc Melenchon dijo a una radio local que Francia no necesitaba tales "parásitos", mientras que el legislador socialista Bruno Le Roux sostuvo que Arnault estaba "traicionando la recuperación de Francia".
"Cuando uno ama a Francia, no se va cuando el clima empeora", dijo en su cuenta de Twitter Harlem Desir, secretario nacional del Partido Socialista.
Líderes sindicales se sumaron a las críticas para acusar a Arnault de aprovecharse de los trabajadores franceses sólo para llevar su plata fuera del país. "Francia, ámala o déjala", decía la portada del diario comunista l'Humanite.
Arnault, calificado por Forbes como el cuarto hombre más rico del mundo con un patrimonio de 41.000 millones de dólares, respondió diciendo que hace más que la mayoría por la economía francesa liderando una empresa que hace un gran aporte a la balanza comercial del país.
Arnault, jefe del imperio de marcas de lujo LVMH -que concentra las principales marcas de lujo desde Dior hasta Louis Vuitton, pasando por el champagne Moët et Chandon, los perfumes Guerlain y los mejores viñedos de Burdeos-, confirmó su decisión un día antes de que el presidente François Hollande diera detalles sobre el presupuesto para el 2013, el cual incluye un impuesto extraordinario del 75 por ciento a las personas de altos ingresos.
Hollande dijo anteayer que Arnault "debería haber medido lo que estaba haciendo". En tanto, el ministro de Finanzas, Pierre Moscovici, calificó la decisión del empresario como un error. "Los presidentes ejecutivos deben ser ejemplares. El señor Arnault no ha logrado dar el ejemplo", sostuvo.

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