Las elecciones legislativas en Argelia estuvieron marcadas por un gran ausentismo, 57,1 %. Sin embargo, este porcentaje fue menor respecto a la anterior elección parlamentaria, que fue de 64.4 %.
El gran ganador fue el partido del presidente Abdelaziz Buteflika, quien con este resultado escapa a cualquier posibilidad de una Primavera Árabe. El Frente de Liberación Nacional consiguió 220 asientos, seguido de la Asamblea Nacional Democrática (RND), con 68 y en tercer lugar la coalición islamista moderada de la Alianza Verde, con 48 escaños.
Las elecciones legislativas en Argelia han dejado una impresión de déjà vu con una abstención mayoritaria (57,1%) y un vencedor, el Frente de Liberación Nacional (FLN, antiguo partido único), que lleva gobernando desde la independencia excepto cuando los militares ejercieron directamente el poder. La abstención ha sido, sin embargo, un 7% inferior a la de las legislativas de 2007 (64,4%), según el Ministerio del Interior. Los resultados ofrecidos por el Ministerio relegan a la coalición islamista moderada de la Alianza Verde, con 48 escaños, a la tercera plaza del arco parlamentario, detrás del FLN, que se hace con 220 sitios, y la también tradicional Asamblea Nacional Democrática (RND), que ocupará 68.
El panorama político del país más poblado del Magreb parece estancado, al margen de la primavera árabe por la que han pasado, en mayor o menor medida, todos sus vecinos norteafricanos. Acaso Argelia esté retrasada por haber vivido anticipadamente, hace 20 años, su propia experiencia democrática que acabó en un inmenso baño de sangre.
Aunque en el entorno de Dahou Ould Kablia, el ministro del Interior, se confiaba en rondar el 50% de participación, ahora respiran aliviados por un resultado que consideran digno y que no ha sido desautorizado por la misión de observadores de la Unión Europea que la prensa argelina sigue paso a paso. Por eso, el diario gubernamental El Moujahid sacó hoy a la calle una edición especial –los viernes no se publica- en la que titulaba: “Un único vencedor: Argelia”.
El 57,1% de abstención no deja de ser preocupante. Lo es porque es especialmente elevada en las grandes ciudades, empezando por Argel (69,5%), en la conflictiva región de Cabilia (80,16%) y, a juzgar por el perfil de los votantes que acudieron a los colegios, entre la juventud. ¿Cuál habría sido la abstención si un tercio de los ayuntamientos (543 sobre 1.541) no hubiese retrasado el cierre de los colegios?
Es además en la Argelia urbana donde los islamistas moderados de la Alianza Verde y otros algo menos moderados, del Frente para la Justicia y el Desarrollo, cosechan los mejores resultados. En Argel reivindican más de un tercio de los escaños (13 de 37). En Cabilia, donde viven 5,5 millones de argelinos, no logran ninguno y son los socialdemócratas del Frente de Fuerzas Socialistas los que obtienen la mayoría.
Persiste, por tanto, el divorcio entre la Argelia más urbana y dinámica y el régimen pese a la generosidad con la que, desde que estalló la revuelta en Túnez, ha redistribuido la renta de los hidrocarburos –Argelia es el primer proveedor energético de España- para tratar de acallar el descontento social. Hasta ahora ha tenido cierto éxito.
El estancamiento político quedará probablemente confirmado cuando se forme una nueva mayoría parlamentaria que respalde al presidente Abdelaziz Buteflika. Argelia habrá pasado de puntillas por la primavera árabe. A la espera de su balance definitivo, que tardará dos meses en redactar, la misión de 150 observadores europeos tiende a pensar que las elecciones se han desarrollado con normalidad y que los incidentes registrados no empañan el resultado. Fue “generalmente satisfactorio” declaró, el jueves por la noche, su presidente, el eurodiputado José Ignacio Salfranca.
Aunque la elección de los 462 diputados de la Cámara baja del Parlamento se haya desarrollado según parámetros no muy alejados de los de Túnez o Egipto, Argelia no es una democracia. El Senado, en el que el presidente nombra a dedo a una minoría de bloqueo, puede, por ejemplo, vetar las enmiendas constitucionales que la APN apruebe durante la próxima legislatura.
Dentro de dos años se celebrarán las presidenciales en Argelia. Será un nuevo test de la voluntad democrática. Buteflika, de 75 años, ha dado a entender que no solicitará un cuarto mandato. En 1999 fue aupado al poder por los militares y la iniquidad del procedimiento incitó a todos sus rivales a desistir. Si en 2014 la elección es abierta, si no se sabe de antemano quién será el jefe del Estado, entonces Argelia habrá dado un nuevo paso hacia la apertura política.
La Alianza Argelia Verde, encabezada por el MSP y creada el pasado 7 de marzo, está integrada también por Al Nahda (Renacimiento) y Al Islah (Las Reformas), que tenían una escasa representación parlamentaria. Agrupados bajo un mismo programa político y unas listas electorales comunes, los líderes políticos de la alianza mostraron durante la campaña su convencimiento de poder imponerse en las urnas a los tradicionales partidos del poder, el FLN y la RND.