A sus 62 años, Jairat al Shater puede presumir no solo de ser uno de los empresarios más ricos de Egipto, sino también uno de sus políticos más influyentes.
Hijo de una próspera familia de mercaderes, Al Shater hizo sus primeros pinitos en la política en la Unión Socialista Árabe, el partido único de la época de Gamal Abdel Nasser. No fue hasta los años ochenta cuando entró a formar parte de los Hermanos Musulmanes. Apoyado en su fortuna y ambición, Al Shater escaló con celeridad hasta altas posiciones de poder en la organización islamista. Su tarea fue la de desarrollar el aparato organizativo del movimiento, sobre todo sus actividades formativas y sus inversiones económicas.
En 2000, Al Shater contaba ya con todo un imperio económico, con borrosas fronteras entre la propiedad personal y la de la organización, que abarcaba varios sectores, incluidos la fabricación de muebles, automóviles y productos químicos. Esta confusión tenía como objetivo liberar las finanzas de la organización del acoso del régimen de Hosni Mubarak.
Tras haber desafiado al rais en las legislativas de 2005, Al Shater fue condenado a siete años de cárcel en un tribunal militar. Sin embargo, sus generosos regalos al alcaide le permitieron continuar dirigiendo desde allí sus empresas, y participando activamente en las decisiones del grupo islamista.
Liberado tras la revolución, Al Shater se ha convertido en el verdadero hombre fuerte de los Hermanos, el líder de su alma política, dejando al guía supremo, Mohamed Badie, un rol más espiritual y simbólico.
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