El Parlamento de Hungría aprobó ayer por abrumadora mayoría las controvertidas enmiendas a la Constitución, objeto de críticas en el interior y exterior del país por limitar supuestamente algunos controles democráticos y entronizar el concepto tradicional de matrimonio como el enlace entre un hombre y una mujer.
Los cambios constitucionales fueron respaldados por el gobernante partido conservador nacionalista Fidesz, que cuenta con más de dos tercios de los escaños en la Cámara, mientras que la oposición socialista no participó en la votación, y la extrema derecha del Jobbik se abstuvo.
Las enmiendas a la Constitución, que entró en vigor en 2012, limitan las competencias del Tribunal Constitucional, las campañas electorales en los medios de comunicación privados, y establecen el derecho de las autoridades locales a expulsar a las personas sin domicilio fijo de los lugares pùblicos. Asimismo, se establece que la familia procede del matrimonio de un hombre y una mujer, con o sin hijos. El Tribunal Constitucional había juzgado ese concepto como "demasiado restrictivo".
Entre los aspectos polémicos de la reforma figura también la obligación de que los estudiantes universitarios que reciben becas estatales se queden luego a trabajar en el país.
Nada más conocerse la aprobación de las enmiendas constitucionales, la Comisión Europea advirtió que "usará todos los instrumentos a su disposición" para garantizar que el Estado magiar respete las leyes europeas si las polémicas enmiendas violan las normas comunitarias.
El presidente del Parlamento Europeo, el socialista alemán Martin Schulz, informó ayer de que había pedido al primer ministro, Viktor Orban, explicaciones más detalladas sobre estas enmiendas, que han causado "preocupación" en la Eurocámara.
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